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miércoles, 25 de enero de 2012

Alta costura Chanel ss12





Por el pasillo central de un pasaje de primera clase va desfilando el carrusel de modelos. A los lados, filas de asientos de cinco pasajeros. Las maniquíes llevan el pelo cardado apuntando al infinito y las manos en los bolsillos. Son las azafatas punk de Air Chanel. Literalmente: esto es un avión con destino al cielo. La impronta de Alice Dellalva muchísimo más allá de ser la imagen del Boy, el nuevo bolso con vocación de clásico de la Maison. La actitud de Alice –su pelo, su maquillaje, su gesto, ella– resuena y vibra en el desfile de Alta Costura de Karl Lagerfeld. Inspirado (muy libremente) en las azafatas y las aerolíneas de los 60's y, sí, las chicas Pan Am–"Quería que fuera una mera referencia", explicaba Lagerfeld en el backstage, "si se piensa detenidamente, los uniformes de azafata de esa época tampoco eran tangeniales"– y en una de las cosas que provocan más felicidad en el Kaiser:  los vuelos. "Adoro viajar en avión. Es el único modo que tengo de escapar. No tengo que hablar. Todo el mundo alrededor está mirando sus pantallitas. Puedo estar solo. Es perfecto", suspiraba. 
Las azafatas de Alta Costura de Chanel pueden tener un cardado punk y los ojos tan maquillados de negro que el contraste con la piel es espectacular. Pueden caminar con el ceño fruncido en una mueca grunge y sus manos en los bolsillos, en vez de sujetando un bolso, pueden parecer un desafío a las buenas maneras. Pero la propuesta es muy seria; Chanel tiene el privilegio de mantener una clientela de haute couture y pocas bromas se pueden hacer con eso. Las clientas de costura quieren clásicos y hay que dárselos. El distintivo de esta aerolínea –cuatro días de montaje en el Grand Palais se ha tardado en montar el fusalaje del desfile– es la camelia, por supuesto; bordada en el cuello de las chaquetas de tweed que coronan faldas lápiz, chaquetas de mangas abullonadas, looks de cocktail y vestidos de tul y pantalones de pinzas. La paleta de color llega arranca en el blanco y llega hasta el negro –impresionante el look de Anja Rubik–, pero se detiene, sobre todo, en el azul. En Chanel el límite es el cielo.







Fuente: Vogue



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