MISHKA
- Detalle de la inspiración y concreción: Tanto en los zapatos –que ofician de
piedra y de horma basales en la historia de la firma fundada en un local de la calle El Salvador en 2001- como en la más reciente línea de ropa hay una búsqueda por desarticular los dictámenes de las tendencias: mediante dorados que invaden el día y colores que iluminan la noche, las mezclas de materiales y los modos de uso inesperados que indicarían aparentes contradicciones cuando en verdad trazan coordenadas de un nuevo estilo; en conjunto sugieren a las habitantes de una tribu exótica y con coordenadas
geográficas aleatorias.
La línea argumental irrumpe con el Swinging London. Pero el imaginario suma además la elegancia implícita en las postales autobiográficas, los relatos, los planos y los modos de uso de las prendas que predica la directora francesa Agnés Varda –en “Las Playas de Agnés”, 2008-.
-Materiales y colores que utilizó: La colección se rige por una línea de sastrería
para playas y para resorts con profusión de shorts en lino y en sedas, los blazers
de manga corta, los palazos de lino gris con remeras en tonos ídem como
contracara de los leggins con estampas propias y de los jeans con insólitos
colores degradados.
-Colores: Lejos de algún simple batik realizado en tinas caseras que engalanó
atavíos rockeros, la estampa es concebida como trazos de un textil chic y luego de
un trabajo de corrosión de colores. Aplicados a remeras, a vestidos y a jeans, sus
líneas recuerdas las técnicas africanas; en su alquimia textil y etnográfica se
recurre al té verde, al barro y a las raíces de los baobabs.
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