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jueves, 1 de marzo de 2012

Balenciaga París Fashion Week

Hace tiempo que Nicolas Ghesquière se encuentra muy cómodo en torno a susinconfundibles looks sci-fi. Hoy, en lo más alto de un rascacielos con supremas vistas a la Ciudad de la Luz, el director creativo de Balenciaga se mantiene coherente e incorpora ingredientes inesperados –como las sudaderas con guiños a Iron Maiden, Star Trek y los ochenta–  a sus ya conocidos looks basados en los diseños scuba de neopreno. Son apuestas futuristas conformas oversize que beben de los patrones orientales de los kimonos y consisten en interpretar de una forma muy personal y concreta el color en bloques.
En esta ocasión, el diseñador francés acorta la silueta respecto a la anterior propuesta y se dedica a jugar con los asimétricos. Por ejemplo, el menú contiene vestidos de tirantes a media rodilla que incorporan prints abstractos, recorriendo diametralmente los vestidos en busca de volátiles transparencias que se ven interrumpidas tejidos más armados. Los estampados huyen de la obviedad –consisten en vetas abstractas a medio camino entre los dibujos minerales del mármol y el tigre– alcanzando su máximo desarrollo suetérs bomber con mangas dolman. Los complementa con minifaldas futuristas y botines ergonómicosde punta afilada. 

El talento de Balenciaga resuelve su colorista desfile de invierno (mentas, grises ostra, azul Yves Klein y puntales concesiones al rojoenergy) con otra serie de salidas que parecen propias de las tribus nocturnas del barrio de Shibuya (Tokio) e incluyen pantalones metalizados donde la arruga toma protagonismo, potenciada por el efecto tornasolado. Los presenta con tops que exhiben escotes con cortes de arista y prints digitales. En definitiva, Ghesquière vuelve tan experimental, genial e inconformista como cabe esperar de él.
Por Pedro Zozaya
Fuente: Vogue España

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